Una de las cosas más interesante que he aprendido de estas personas que llegaron a principios de los 60 es que todos los domingos se reunían en la "Place Belle Cour" de Lyon hasta que tuvieron locales dónde poder reunirse. Durante los primeros años de esa década se encontraban en dicha Plaza entre 300 y hasta 1000 personas venidas de muchos rincones de España que trabajaban en pueblos y ciudades de alrededor de Lyon. Algunas de ellas conocieron a su pareja. Intento imaginar estos encuentros que servían para ayudar a los recién llegados, para paliar la nostalgia de sus lugares de origen pero sobre todo para no sentirse solos en un mundo bastante diferente al que dejaron con una lengua desconocida los primeros tiempos y con la que fueron reconciliándose en los años que siguieron. Pienso en mis padres que fueron unos de tantos que llegaron a este país buscando mejorar sus vidas.
Me quito el sombrero ante todos ellos que ni disponían de teléfono, móvil, Internet, skype, EasyJet, TGV ni todos los medios que están ahora a nuestro alcance. Y lo lograron...